A veces creo que te estoy solo aburriendo…
Que ya estas harta…y la costumbre puede más…
Que los proyectos hablados pesan fuerte sobre tus hombros, sin poderlos dejar caer…
Como si de ti dependiese el mañana de las almas ermitañas.
Que antes, todos esos gestos y actitudes que te provocaban risa, ternura y curiosidad…
Hoy se vuelven más, más y más molestia, hostigamiento y rechazo…
Es que es tan simple, sólo cosa de mirar más allá… y vislumbrar que
Ya no te provoco ni siquiera unas palabras extraídas del estómago…
Porque a tu estómago ya le doy nauseas.
Que no podrías dedicarte una noche a contemplar mi rostro dormido…observando mi cuerpo,
Porque si llegases a hacerlo, en él descubrirías las imperfecciones de mi piel, antes ocultas a tu vista.
Te dedicas a saciar las ansias de afecto que a tu piel le ultrajan… llegando al desecho luego del éxtasis.
A pesar…tengo un gusto a ti en mi lengua y en mis manos, que son las únicas que te alcanzan… eres el abandono de las demás.
Creo también que te dedicas a observar y fusilar todas aquellas rasgaduras de mis intentos, en vez de sumarlos.
Solo a veces creo que ellos y ellas lograrían hacer que encontrases un día una sonrisa despistada en tus labios, una de esas que son verdaderas.
Pero volviendo a la realidad, puedo declarar que la sonrisa despistada que fuese consumadamente natural, se desvaneció en las angustias, hace ya varios años…
Esperando que el trazo de los pasos andados, encuentren caminos que a ti te lleven a reencontrarte con aquellos olvidos…
No te dejo.